sábado, 1 de febrero de 2014

A veces, cuando vemos o escuchamos algo, nos acordamos de algo vivido en el pasado. Algo que ya pasó. Algo que ya no está más, algo que cambió.

¿Cuántas veces paraste para ver cuántos cambios hubo en tu vida a lo largo de los años?

Si vamos a hablar de los cambios, lo primero que se nos ocurre es que son duros, difíciles. Cuesta aceptarlos, cuesta acostumbrarse. Pero hay veces que es necesario, que no nos queda otra. La vida nos obliga permanentemente a separarnos de las personas. Ya sea porque se van a otro lugar, o porque simplemente están muy lejos como para acordarse de nosotros.

¿Cuántas veces nos vemos obligados a alejarnos de algunas personas?

Nadie dijo que la vida era fácil, ni que las personas van a estar para siempre. Solamente hay que saber entender que en la vida hay muchísimos cambios, y que la gente muchas veces se aleja. Tenemos que estar preparados para eso. Podemos extrañarlos, podemos sufrir y llorar cada vez que nos acordamos de ellos y de las cosas que vivimos. Pero no podemos retrocedes y cambiarlo todo, porque las cosas son así y se dan así por algo.

Todos nos damos cuenta de los cambios y hay muchos que no podemos cambiarlos. Y más cuando son tan repentinos. Llega un momento que de un día para el otro ya no podes contar con una persona.

A mi me pasó. Yo hoy no puedo contar con una persona, con la que hace 2 años le confiaba absolutamente todo. Era un amigo muy importante para mí. No sé si todavía logré superar que no esté. Hay veces que me pasan cosas y necesito contarselas a él, no a otra persona, necesito ese amigo que me escuchaba y que podía hacerme una joda para que yo me ría. A veces necesito uno de esos abrazos tan fuertes y apretados que me llenaban de alegría.

Pero su vida cambió, la gente que lo rodeaba cambió. Tuvo que elegir, entre los amigos que tenía, toda la gente que lo quería contra algo que no habla, no abraza, no escucha, no contiene. Una planta. Una droga.

Como se imaginarán, eligió mal. Pero nosotros, toda la gente que lo quiere, sigue preocupandose por él, a pesar de la distancia y la no-comunicación. Siempre intentamos enterarnos algo sobre su vida, pero de un momento a otro desapareció. Y contra eso no se puede.

Miles y millones de veces intentamos abrirle los ojos, llamarlo, que vuelva a ser la persona que era antes, la que todos queremos, la que todos necesitamos. Pero eso tampoco es nada fácil.

Yo quiero y extraño a ese amigo que solía tener. Esa persona que escuchaba todos y cada unos de mis problemas y que tenía una respuesta absolutamente a todo. El que me enseñó que una amistad a distancia SI se puede y que es más fuerte, porque hace dos años que yo sigo esperando un llamado, un saludo. Aunque sea para mi cumpleaños.

Y yo voy a seguir esperando. Gracias por todos los momentos que vivimos Lauta. Te quiero!

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