jueves, 28 de febrero de 2013

Vivir esperando.

Soy una de esas personas que vive esperando, pero... ¿Esperando qué?
Supongo que no debo ser la única que lo haga. Siempre espero. Siempre me callo todo esperando algo. Y eso está mal. Vivo esperando que las cosas cambien sin tener que hacer absolutamente nada. Vivo esperando que la gente cambie, sin tener que decir lo que siento. Vivo esperando que las situaciones que me molestan ya no existan sin decir nada sobre eso. Pero... ¿Cómo puede alguien dejar de hacer algo que me moleste, si no lo digo? Y si, es coherente que nunca lo sepa, porque no es ni adivino, ni puede leerme la mente. Pero tampoco es algo muy difícil de entender. Supongo que a todas y cada una de ustedes les molesta que nos cancelen los planes. No se si a todos pero a la gente insegura o paranoica como yo apuesto lo que sea que si. Y ahí es cuando viene la pregunta. ¿Por qué no decir lo que nos molesta? ¿Por qué nos callamos y guardamos todas nuestras molestias? Supongo que por miedo. Miedo de como le afecte a la otra persona, miedo de que a la otra persona le moleste. Miedo a perder algo por decir lo que sentís. Y no es así, el tiene que saberlo. Tenes que hacerselo saber. Y lo sabes, pero aún así hay algo que no te permite decirselo.
Vivo esperando que el cambie esa actitud de dejarme para el ultimo momento, vivo esperando que una vez en la vida haga algo para juntarnos y no nos juntemos de prepo, porque sus amigos lo obligan o porque yo me muevo.
Y la verdad no se si me duele o me decepciona, pero cada vez que propone algo para hacer ya tengo en mente que lo va a terminar cancelando ese día. Pero aún así, hay algo de mi, que duda. Que confía en que esta vez va a ser diferente. PERO NO. Sigue siendo igual, todo igual y nada cambió.
La realidad es que cada vez que lo hace o cada excusa que pone me duele más, me decepciona más. Estoy arta de tener que obligarlo a juntarnos, ya no entiendo, no lo entiendo a el.
Está distinto y me doy cuenta, pero todavía no entiendo por qué esta así. No quiere decirme nada, supongo que algún día lo hablaremos, pero ¿Es necesario seguir así? ¿Seguir esperando?
Lo único que hago es esperar a que el de una vez por todas tome una iniciativa y nunca lo hace, sigue decepcionandome, una y otra y otra y otra vez. Y yo sigo perdonando todo. Me sigo bancando que me hable cuando quiera y cuando no quiere no. Sigo bancando que me plante o que cancele todo. Sigo bancando que desaparezca por millones de días y después me diga perdón, algo tierno, y estas perdonado de nuevo.
Me cansé de seguir esperando algo que nunca va a pasar. 
Me siento una tonta enamorada de alguien que me tiene como premio consuelo, cuando para mi es el primero. Me siento tan tonta que hasta prefiero que me rompa el corazón de una, que me diga que no quiere absolutamente nada más conmigo. Y no que me lo valla rompiendo de a poco, golpe por golpe. Eso, juro que duele más.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Pienso que, que cuando todo ha llegado a su fin, todo se repite en flashes, ¿sabes? Es como un caleidoscopio de recuerdos, pero todo regresa. Excepto él. Pienso que parte de mí sabía al segundo que lo ví que ésto pasaría. En realidad, no es algo que él haya dicho, o hecho. Era la sensación que ésto me envolvía. Y... lo más desconcertante es que, no sé si volveré a sentirme así otra vez. Aún así, no sé si debería. Sabía que su mundo se movía de manera rápida y que brillaba cual sol. Pero pensé, ¿Cómo puede el diablo empujarte a los brazos de alguien que luce... lo más parecido a un ángel cuando te sonríe? Quizá él lo sabía, cuando me vio. Supongo que perdí mi balance. Pienso que la peor parte de todo esto no fue perderlo a él, sino perderme a mí.



jueves, 14 de febrero de 2013

Soy de esas personas que la inseguridad de tener algo inestable les asusta mucho. Siento que estoy en la cuerda floja, doy un paso en falso y me caigo al abismo. Nunca se que hacer, que decir, como reaccionar. Si me engancho me desilusiono y me lastiman. No engancharse también es difícil. Si quiero aclarar las cosas siento que lo presiono. Si no aclaro nada... no puedo no aclarar nada, estoy parada en el centro de la nada.
Por un segundo es todo hermoso, no puedo parar de sonreír y creo ser de lo más feliz. Pero justo en ese momento, es cuando todo se empieza a oscurecer, todo lo rosa se vuelve negro. Me lleno de bronca y no se como reaccionar, no se para donde caminar. 
No lo entiendo, aunque intente hacerlo, no puedo entenderlo. No se que quiere, que busca, que hace. No se si espero mucho de el, no se si espero más de lo que el puede darme, nisiquiera se si tengo que esperar algo o esto es todo. Tal vez sea lo que el busca, algo inestable, un día esta, otro no. 
Quiero entenderlo, no se que más hacer para entender lo que busca, pero si no me lo explica nunca voy a poder saberlo. 
A pesar de todo eso, tengo que aceptar que a todo lo malo le gana lo bueno que me da, sus abrazos que me traspasan ternura y sus miradas que me dan seguridad. Es mirarlo y sentir como de a poco se va cerrando una burbuja y nos quedamos adentro los dos, como si nada de lo que pasara afuera importara. 
Será cuestión de dejarlo al tiempo hacer su papel? Es hora de hacer algo? o deberíamos dejar de preocuparnos y vivir lo que tenemos? 

miércoles, 6 de febrero de 2013

Comprender, aceptar...

Todos buscamos la felicidad completa en cosas materiales, pero no nos damos cuenta que la verdadera felicidad es hacer feliz al corazón. Y como hacemos eso? Generalmente encontramos la felicidad en las personas. Encontrar una persona que te haga feliz no es tan complicado como parece. A veces es un amigo, a veces algo más que eso. Pero el secreto esta en, una vez que hayamos encontrado esa persona, no dejarla ir. 
Pero ahí es cuando empiezan todos nuestros problemas, porque todos queremos que las cosas salgan como nosotros la esperamos, pero somos tan egoístas que no pensamos en la otra persona. Entonces ahí es cuando entendemos la otra regla de la felicidad. Siempre hay que intentar comprender al otro. Podemos estar de acuerdo o no, pero siempre hay que intentar entenderlo. 
Una vez que buscamos la felicidad, encontramos esa persona, y la entendemos queda un solo paso para lograr nuestro objetivo, que es que se quede. Y este paso es el de aceptarlo. Todos y cada uno de nosotros tenemos defectos, no existe nadie perfecto. Entonces tenemos que tratar de aceptar a la persona que nos da nuestra felicidad tal y como es. Tenemos que ponernos en mente que si alguien te gusta no podes cambiar nada de el. Esa persona es así y aunque no te gusten algunas cosas, no va a cambiar. 
Este es el gran problema porque todos queremos que las cosas salgan como uno las quiere, y hay veces que nos toca corrernos a un costado y dejar ser a la otra persona como es. Aceptarle tus defectos. ¿Sabes por qué? Porque como todos, también tiene virtudes, y esas virtudes son las que te hacen saber lo que es la felicidad.