sábado, 25 de febrero de 2012

Porque no existen hadas, ni principes, ni sueños.

Siempre, desde chiquita que me imaginé enamorada de mi principe azul. Mirando las novelas, o las princesas que pierden el zapato y su principe las buscan por todo el reino hasta que el zapato entre en el pie de su princesa perfecta. Siempre tube la ilusión de que venga mi principe y me pruebe el zapato, encaje y seamos felices. Pero ahora me doy cuenta que no todo lo que vemos es real. Que las fantasías del amor que tenía cuando era chiquita eran falsas. Que no existe un principe azul que te pruebe el zapato. Que todo, en algun momento tiene un final. Lo bueno, y lo malo. Pero cuando uno va creciendo se va dando cuenta de muchas cosas, o va teniendo otras preocupaciones. Cuando era chiquita lloraba porque terminaba cenicienta, o la vuelta de la calesita, o me ponia feliz cuando terminaban de darme la vacuna o salia del doctor. Antes no me preocupaba por nada, porque tenía la ilusión de que iba a crecer, iba a ser una princesa, mi principe azul me iba a venir a buscar para ser felices para siempre y casarnos. Pero ahora es cuando uno se da cuenta de que no todo es un cuento, de que no todo el color de rosas. De que nadie tiene un principe perfecto. Y que nadie puede ser princesa de un cuento de hadas.